Mensaje a quien está regresando de una reunión de los jóvenes

Hoy va a devolver a partir de un hermoso encuentro con nuestro Dios, el Señor Jesucristo y el Espíritu Santo de Dios. Lo que puede parecer un fin en realidad es sólo el primer paso en un largo viaje que tiene como objetivo nuestra vida eterna junto a la Santísima Trinidad.

Como en todo viaje estaremos expuestos a todo tipo de situaciones. Habrá días en que vamos a estar bien y otros que no somos muy buenos. El punto es que, independientemente de lo que estamos pasando o viviendo es que no vamos a renunciar. Es esencial que, a pesar de los problemas y dificultades de la caminata, siempre vamos adelante hacia nuestro objetivo final de vivir al lado de nuestro Dios en el cielo nuevo y la tierra nueva.

Es por eso que nosotros debemos santificarnos, y siempre con una gran fe en Dios por el Señor Jesucristo y el Espíritu Santo de Dios, debemos buscar cada día más y más la compañía de nuestro Dios de amor. Nuestro Padre sabe nuestra naturaleza débil y propenso a cometer el pecado Así que Él nos guió:

38 Velad y orad, para que no entréis en tentación; El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. – Marcos 14:38

12 Por lo cual lo dejó que piensa estar firme, no cae.
13 No os ha sobrevenido ninguna tentación, sino humana; Fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que con la tentación también hacer una forma de escapar, de modo que usted puede estar parado. – 1 Corintios 10

Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, están enredándose otra vez, y superar, se ha convertido para ellos las últimas cosas peores que el primero. – 2 Pedro 2:20

24 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí.
25 Y venida, piensa barrida y adornada.
26 Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero.
Lucas 11:24 26

Es por eso que no podemos alejarnos o incluso un segundo de la protección y de la amistad de la Santísima Trinidad.

Querido! Mucho cuidado con las cosas de la vida cotidiana. Sea especialmente cuidadoso con el mundo. Velar y orar siempre. Mucha gente piensa que porque ya están limpios por las maravillosas palabras del Señor Jesús, y por la poderosa presencia del Espíritu Santo de Dios en sus vidas que ya no pueden vivir en el pecado, ni ser más víctimas del pecado del padre.

La cosa no es así. Para el enemigo de Dios no hay descanso. El diablo está dentro de nuestro entorno que buscan devorar. Él está a la espera de un resbalón, una mirada, un pensamiento, un deseo impropio, una mala acción para que nos puede atacar y dominarnos.

El Señor Jesucristo nos advierte que debemos estar siempre apoyado en constante comunión con Él y Su Santa Palabra. La Palabra de Dios es nuestra espada contra los asaltos del enemigo. ¿Quién no está en estrecha comunión con la Palabra de Dios mediante la lectura de la Biblia o escuchando la predicación de los hombres y mujeres de Dios están con su sistema de defensa sin protección y por lo tanto se convierte en una presa fácil para los ataques malignos.

Debemos orar y vigilar constantemente para que, en un momento de debilidad alguna, no vamos a hacer ningún deslizamiento y así no vamos a llorar nuestro Dios de Amor.

4 Permaneced en mí, y yo en vosotros; Como el pámpano sí misma no puede dar fruto si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. – Juan 15: 4-5

La palabra de nuestro amor de Dios es muy clara. El dice:

Sin mí no podéis hacer nada. – Juan 15: 4-5
Vamos a hacer una pequeña oración:

Mi Dios y mi Padre, en el nombre del Señor Jesucristo, envían a mi vida su maravilloso Espíritu Santo para orar por mí y para mí. Señor! En el nombre del Señor Jesucristo, dame la fuerza, la comprensión, la sabiduría y la perseverancia que yo nunca me pueda separar de su único camino verdadero, y no su compañero cariñoso.

Amen y Gracias a Dios. Estancia en la paz del Señor Jesucristo.

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