¿Qué estás plantado?

Como un viejo dicho popular: que el viento planta de cosecha de la tormenta.
¿Somos nosotros? ¿Qué es lo que hemos sembrado? Vamos a cosechar buenos frutos como resultado de nuestras acciones de hoy? Jesús mismo nos advierte que un árbol bueno no puede producir frutos malos:
"El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre"; – Mateo 13:37

Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. Mateo 07:17

Un árbol bueno no puede producir frutos malos; ni el árbol malo dar frutos buenos. Mateo 07:18
Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no juzgadora, no fingida. Santiago 3:17
Así que si queremos dar frutos buenos tenemos que sembrar la buena semilla. Sin embargo, en este mundo, ni siquiera las mejores semillas no tienen éxito si el terreno donde se juega es motivo no fértiles, bien cuidados.
Después de enterrar la semilla fina (su corazón, su pensamiento) en el mejor de los suelos fértiles (su fe en Dios) recuerde: Usted debe regar regularmente su cultura (la sabiduría, el entendimiento, la relación con Dios … la su caminata) por lo que le ofrece grandes recompensas.
Sin embargo, que su cultura puede producir buen fruto, es necesaria la fruta de excelente calidad a Dios para que pueda ser regado con agua y el Espíritu Santo de Dios, porque sólo Jesús, el agricultor suprema, él hace el hombre da buenos frutos.
Jesús le dijo: En verdad os digo que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por el vientre de su madre, y nacer?
Respondió Jesús: De cierto os digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. – Juan 3: 3-6
Por lo tanto, si queremos dar los buenos frutos del Espíritu Santo, con la fe, debemos dar a nuestros corazones al Señor Jesús porque Él es fiel y misericordioso para transformar nuestra fruta regular en buenos, espectaculares y maravillosos frutos.
Y el que da semilla al que siembra y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia. 2 Corintios 9:10
Ustedes, mis hermanos, a libertad fuisteis llamados. Pero solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley se cumple en una palabra, a saber: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Si, sin embargo, os mordéis y os coméis unos a otros, mirad no seáis consumidos entre sí. Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no se haga lo que quiera. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Ahora las obras de la carne son evidentes, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, facciones, divisiones, partes, los envidias, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; de las cuales os amonesto, como ya os previne, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad. mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley. Y los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, provocándonos unos a otros, envidiándonos entre sí. Gálatas 5:13 al 26
Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; pero que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. – Gálatas 6: 8

Amén y gracias a Dios. permanecer en la paz del Señor Jesucristo

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