¿Qué quieres que haga por ti?

¿Qué quieres que haga por ti.

Oren cuando llegó cerca de Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando. Esto, entonces, al oír el pase multitud, preguntó qué era aquello. Le dijeron que Jesús de Nazaret pasaba. Entonces empezó a gritar, diciendo: Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y los que iban delante le reprendían, para estar tranquilo; pero él gritaba más: Hijo de David, ten misericordia de mí! Se quedó quieto, Jesús, y le mandó llevar. Cuando llegó, le preguntó: ¿Qué haces? Y él dijo: Señor, veo. Jesús le dijo: Mira; tu fe te ha salvado. Inmediatamente recobró la vista, y seguía a Jesús, alabando a Dios. Y todo el pueblo lo vio, dio alabanza a Dios. – Lucas 18:35 al 43


Este pasaje de la Palabra de Dios, como siempre, nos hace poderosas lecciones para la construcción de nuestra fe.


1 – Una vez que el ciego se enteró de que el Señor Jesús estaba allí, empezó a llorar en voz alta;
2 – Al escuchar los gritos del hombre, algunos hombres le reprendió y le pidió que se callara. Estos hombres no tenían sentido o el respeto a ese pobre hombre. Ellos lo despreciaban y no quería que le molestaba el Señor Jesús.
3 – Los ciegos, no llamar a las críticas de los que querían impedirle acercarse al Señor Jesucristo. Él siguió llorando. Cuando se dio cuenta que la gente quería impedirle recibir las bendiciones de Dios, él comenzó a llamar el Señor Jesús a llorar más fuerte, y más fuerte. Quería recibir una bendición del Señor. Necesitaba una bendición. Quería un cambio de vida, y él hizo todo lo posible para hacer su parte. Puso en su lugar y con gran vigor, pidió la atención del Señor.
4 – El grito y la persistencia de ciegos hecho el Señor Jesús se detuvo para caminar y escuchar lo que el pobre hombre quería.
5 – Cuando el Señor Jesús habló a los ciegos, preguntó, "¿Qué quieres que haga por ti", el mismo que el Señor nos pide hoy:


– ¿Qué quieres que haga por ti?
– Lo que yo pudiera hacer para hacer su vida más feliz y bendecido?


6 – El ciego no lo pensó dos veces y luego respondió:
– Señor, quiero ver. Quiero ver.
7 – Fácilmente el Señor Jesús dijo: – ¡Mira! Tu fe te ha salvado.


Curiosamente, el Señor Jesús habló al ciego ver, y de inmediato se hizo.


Inmediatamente recobró la vista, y seguía a Jesús, alabando a Dios. Lucas 18:43


Y en nuestra vida? Lo que esperamos que nuestro Dios para nosotros?
¿Es este un nuevo trabajo?
La liberación de un niño (a) un pariente?
La liberación de alguna adicción?
Más fe?
La cura de una enfermedad?
Más sabiduría?
Un nuevo amor?


Vamos a poner en su lugar a ese pobre hombre ciego y clamar a Dios por Él por encima de nuestras necesidades. ¿Qué hace el Señor Jesucristo iba a hablar con nosotros?
¿Habla mientras hablaba con el hombre que era ciego?


Empleado Esteje! Tu fe te ha salvado.
Su hijo es gratis! Tu fe te ha salvado.
La hija se libera! Tu fe te ha salvado.
Usted está curado (a)! Tu fe te ha salvado.
Tiene más sabiduría! Tu fe te ha salvado.
Regocijaos en su nuevo amor! Tu fe te ha salvado.


¿Somos nosotros? Vamos a recibir lo que necesitábamos un hombre recibimos?


Esto sólo dependerá de cada uno de nosotros. Este es el gran secreto de la fe sobrenatural. Esta fe no depende de esto o aquello, que se celebrará sino sólo de Dios. Funciona así: Creo con todo mi corazón que Dios ha hecho algo en mi vida y, aun sin ver, tomo posesión de ese logro. Al hacer esto me dirijo lo imposible en visibles y se convierte en una realidad en mi vida. Incluso puede parecer difícil, pero es todo sobre el ejercicio. Del mismo modo que tenemos que trabajar para que nuestros músculos más fuertes y más fuertes, también debemos ejercer nuestra fe. Los más ejercicios hacen más fuerte y poderoso será.


Por tanto, el Señor Jesucristo dijo: ¡Mira! Tu fe te ha salvado.


Es como si Jesús dijo al hombre, pase a ver ahora con la visión que te lleva allí en tu corazón. A medida que el deseo de ver era mucho, la visión salió del corazón humano y se fue a los ojos. Lo invisible cambiaron a visible. Esta es la materialización de la fe.


Estancia en la paz del Señor Jesucristo.

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