Estoy en un gran problema

Estoy en un gran problema

En nuestras vidas pasamos por muchos problemas y dificultades. Algunos son más fáciles de resolver y los demás de una complejidad que se da por vencido escalofríos sólo de pensar en el problema.

Cuando estamos experimentando dificultades a veces ni siquiera tienen a quien recurrir. Eso es porque tenemos la mala costumbre de primera apelación a los hombres y no volvemos a nuestro Padre. Está claro que Él nos guíe a buscar una persona en particular, pero hay otra historia es la guía de Dios y no la nuestra.

Cuando estamos pasando por un problema muy grave o dificultad no nos podemos olvidar de observar lo que hizo el Señor Jesucristo cuando estaba pasando por un momento de gran temor, el sufrimiento y la agonía:

Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra; y poniéndose de rodillas y oró, diciendo: Padre, si lejos de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. – Lucas 22: 41-44

Podemos ver que en este punto tan grave, a pesar de las muchas aflicciones, el Señor Jesús dijo al Padre:

Sin embargo no se haga mi voluntad, sino la tuya. Lucas 22:42

Aquí está el gran mensaje de Dios para nuestras vidas. No importa lo que el sufrimiento y no el tamaño del dolor que puede sentir lo importante es que abandonar los brazos del Todopoderoso Señor del Universo, porque él siempre tiene lo mejor para nosotros. ¿Es que nuestro problema es mayor que la que Jesús pasaba en ese momento?

A menudo no nos gustan los caminos de Dios, pero él sabe muy bien lo que necesitamos para ser felices y para que podamos vivir para siempre a su lado. Así que debemos confiar únicamente en los diseños de nuestro Dios de Amor, porque los pensamientos de Dios son muy diferentes de las nuestras.

Por lo tanto, cada vez que se sacrifiquen o desesperada debido a un problema serio o no, debe de inmediato, en el nombre del Señor Jesucristo, nos ponemos en la presencia de Dios el Padre y decirle que queremos que Él haga Su voluntad en nuestras vidas. No es nuestro, pero a Él, porque no sabemos lo que es bueno para nosotros, pero Dios sabe mucho más que nosotros y Él sabe muy bien lo que necesitamos para incluso antes le pedimos a Dios el Padre, en su infinita sabiduría, tiene Usted sabe nuestras necesidades.
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Sin perder tiempo saldremos en los brazos del Señor de la Vida y la gloria que Él nos da la bienvenida, que Él puede librarnos y, cuando sea necesario, nos consuela tan sólo un Padre amoroso es capaz de consolar.

28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. 30 Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. – Mateo 11: 28-30

5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, el contenido a sí mismos con lo que tiene; porque él dijo, yo nunca te dejaré ni te abandonaré. 6 De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré; que hacerme el hombre? – Hebreos 13: 5-6

Nuestra fe es muy importante para superar nuestros defectos. Debemos ejercer como hacen los atletas profesionales que aspiran a llegar a la cima del podio. Para ello hay que utilizar nuestra fe. Debemos practicar incluso en las pequeñas cosas, porque el que es fiel en lo que Dios le dará más.

No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa. Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Ahora el justo vivirá por la fe; y si se vuelve atrás, mi alma no se complacerá en él. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma. – Hebreos 10: 35-39

Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Y en esto conocemos que somos de la verdad, y antes de él aseguramos a nuestros corazones; Porque si nuestro corazón nos reprende, mayor es Dios que nuestro corazón, y conoce todas las cosas. Amados, si nuestro corazón nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquier cosa que le pidamos, la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. Pero el presente es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como él nos ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado. – 1 Juan 3: 20-24

Dios está por encima de todo, nuestro Padre. Vendremos a él con libertad y sinceridad de los niños que Él, como un cariñoso y amoroso Padre, no nos dan y siempre hacer lo mejor para nuestras vidas.

14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que hemos llegado a las cosas que hemos pedido. – I Juan 5: 14-15

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Un fuerte abrazo y estar con Dios.

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