La gran pesca

La gran pesca

1 Una vez, cuando las gentes se agolpaban sobre él para oír la palabra de Dios, que estaba junto al lago de Genesaret; 2 y vio dos barcas que estaban junto al lago; pero los pescadores habían bajado de ellas y lavaban las redes. 3 Y él entró en una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se alejara un poco de la tierra; Y me senté y enseñaba a la multitud desde la barca. 4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echó sus redes para pescar. 5 Y Simón dijo: Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; mas en tu palabra, echaré las redes. 6 Después de haber hecho esto, encerraron gran cantidad de peces, de modo que la red se rompía. 7 Entonces hicieron señas a sus compañeros de la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Y vinieron, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. 8 Vendo Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador. 9 Porque en la redada de peces que habían hecho, él se asombró y todos los que estaban con él, 10, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón Jesús dijo a Simón. No tengas miedo ; desde ahora serás pescador de hombres. 11 Y tomándolos las barcas a tierra, dejándolo todo, le siguieron. – Lucas 5: 1 a 11

Los pescadores habían trabajado toda la noche y, triste y desanimado, lavaban sus redes con el fin de probar nuevas pesquerías más tarde. Para pasar por allí Jesús le pidió que los pescadores se dejan en en uno de los barcos y desde el barco comenzó a enseñar a la gente que lo acompañaban.

Cuando Jesús terminó de hablar, preguntó que Pedro lanzó la red de nuevo. Pedro estaba justificada, pero al final todavía dudar de la palabra de Jesús, medio regañadientes terminó lanzando la red.

Para sorpresa de Pedro y los otros pescadores que estaban con él las redes llenas de tanto pescado que tiene que llenar dos barcos casi hasta el punto de los buques que se hunden. ¿Se imaginan la escena? Y los rostros de los pescadores? Viendo el milagro tamaño Pedro se arrepintió profundamente sospechosa de tener la Palabra de Jesús y estaban asombrados por el gran poder del Señor.

Jesús tomó y le dijo a Pedro que él no debe tener miedo y que iba a coger ese mismo modo, no hay peces, pero las almas a Dios.

No sabemos la reacción de Pedro y no a los otros pescadores, pero sin duda fue una reacción positiva, porque después de que decidieron abandonarlo todo para seguir a Jesús.

¿Somos nosotros? ¿Estamos ignorando nuestras empresas, nuestros coches, nuestras granjas, nuestro negocio a seguir a Jesús?

¿O estamos buscando a Jesús para que Él nos dé más coches, más casas, más granjas, más empresas … Extraño! Eso no es lo que pasó ese día, en esa playa. Cuando se procede así que no estamos caminando en la misma dirección de Jesús.

Ayer por la noche los pescadores lanzó la red toda la noche y no hemos pescado nada. Tanto es así que cuando el Señor Jesús le preguntó a Pedro lanzó la red de nuevo, la desconfianza de él era enorme, pero debido a que Jesús le dijo a jugar él simplemente jugando. El hecho es que, incluso después de ver que el Señor Jesús tenía ese poder maravilloso poder hacer nada para prosperar, decidieron abandonar las bendiciones e inmediatamente decidieron seguir el benevolente.

Eso es lo que hacemos bien. Necesitamos bienes materiales con el fin de sobrevivir y mantener a nuestras familias, pero no podemos poner nuestras esperanzas y nuestra meta sólo en las bendiciones que el Señor tiene para nosotros. Más bien deberíamos poner nuestros corazones en el que bendice en el Señor Jesucristo, Aquel que es el Señor de la vida y el amor.

Vamos a encontrar el amor con sinceridad de corazón El Señor de la Gloria y el Señor de la Vida. Sinceramente, lo sigo, no porque Él nos puede dar una o más coches importados, una casa más grande, un gran trabajo o un gran amor. Buscamos a Dios porque Él es el Poderoso Señor de todo el universo, y Él es el Dios fuerte y siempre listo para guiarnos, defendernos y nos recompensará por nuestra fidelidad a Él, y nuestra voluntad de ayudar a los que más lo necesitan y que no saben Gran Blesser y Salvador del universo.

Todos sabemos que la prosperidad es un don de Dios, y que Él da a todos los que acepten en sus vidas a Su Hijo Jesucristo como su único Señor y Salvador

Un fuerte abrazo y estar con Dios.

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