¿Cómo superar la debilidad y el desánimo

¿Cómo superar la debilidad y el desánimo

Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, con los ojos fijos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe. Él, por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Piensa en ello que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que no cansen ni pierdan el corazón. – Hebreos 12: 1-3

Para superar la debilidad y el desánimo tiene que encontrar algo para fortalecernos. Para nuestro edificio que hoy vamos a hablar de la perseverancia.

La perseverancia es considerada la madre de todas las virtudes. Perseverancia virtud moral que nos hace siempre seguimos firmes y fuertes hacia un objetivo predeterminado. La Palabra de Dios nos invita hoy para nosotros poner nuestro Señor Jesucristo como modelo más grande de la perseverancia. ¿Cómo podemos hacer esto? Tenemos que llevar nuestra cruz y despreciar toda vergüenza.

Jesús tenía una meta de lograr: Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que era necesario que él para ir a Jerusalén y sufrir muchas injusticias a manos de los ancianos, de los sacerdotes y de los escribas jefe, ser matado y luego resucitó al tercer día. – Mateo 16:21

Así que nuestra perseverancia está fortalecido tenemos que meditar sobre todo lo que Jesús pasó, y hacer una breve comparación con lo que pasamos en nuestras vidas:

Jesús fue azotado con frecuencia;
Jesús fue burlado;
Jesús fue escupido;
Jesús fue maldecido;
Jesús tomó una corona de espinas;
Jesús estaba casi desnudo;
Jesús fue humillado;
Jesús fue empujado;
Jesús fue despreciado;
Jesús fue abandonado por sus amigos;
Jesús fue negado por su mejor amigo;
Jesús fue traicionado;
Jesús fue tratado peor que un mal tipo;
Jesús rompió las rodillas debido al peso de la cruz;
Jesús, debido a la fatiga, se cayó un par de veces;
Jesús tenía las manos y los pies atravesados ​​por clavos gruesos;
Jesús fue cruelmente puso una cruz;
Jesús fue expuesto a manera dolorosa y humillante y hay morreiu;

Jesús sufrió, fue en el dolor, cayó, se levantó, volvió a caer, pero no dio marcha atrás. Era fuerte, firme, decidida y perseverante hasta el final. A pesar de pasado y sufrido todo sin mérito Jesús pronunció no, no lo hizo en su caminar, Él no se dio por vencido y llegó a la meta de que había de dar su vida para que tú y yo podríamos tener una nueva vida. Así podemos ver que nuestros sufrimientos presentes en ninguna manera se comparan con los momentos dolorosos y dramáticos que tuvo que soportar por amor a nosotros. Jesús soportó todo esto y fue recompensado maravillosamente. Del mismo modo, también será recompensado con determinación, fuerza, motivación y perseverancia superar todos los obstáculos y pruebas de la vida cotidiana:

Cuando me fuere y os preparare lugar que tiene, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Juan 14: 3

Un fuerte abrazo y estar con Dios.

Edilson Rodrigues Silva

Mire También: