Parábola del sembrador, explicada por el Señor – 27 de julio

Jeremías 3, 14 a 17

El Señor Dios dice: Vuelve, pueblo infiel, porque ustedes son míos. Yo los tomaré, uno de cada ciudad y dos de cada grupo de familias, y voy a llevarlos de vuelta al monte de Sión. Les daré a ustedes líderes que me obedezcan, y ellos gobernarán con sabiduría e inteligencia. Entonces, cuando se convierten en un pueblo numeroso en aquella tierra, nadie más hablará del arca de la alianza. Tú no pensarás más en el arca, ni la recordar; no la necesitar, ni harán otra. Y allí, cuando llegue el tiempo oportuno, Jerusalén será llamada "Trono de Jehová Dios", y todas las naciones se reunirán allí en mi nombre. No harán más que sus corazones temerosos y malos manden.

 

Jeremías 31: 10 a 13

El SEÑOR dice: Naciones, escuchen lo que yo, el SEÑOR, estoy diciendo y anuncien mis palabras en las islas y tierras lejanas. Yo esparcí al pueblo de Israel, pero voy a juntarlo de nuevo y guardarlo como un pastor guarda su rebaño. Yo liberé a los descendientes de Jacob y los salve de las manos de una nación más fuerte que ellos. Y van a llegar y cantar de alegría en el monte de Sión; se van a alegrar con mis regalos, con los cereales, el vino, el aceite, el ganado y los carneros. Ellos serán como un jardín bien regado y tendrán todo lo que necesitan. Entonces las mozas, los mozos y los viejos van a bailar y alegrarse. Yo los animaré y cambiaré su llanto en alegría y su tristeza en placer.

 

Mateo 13, 18 – 23

Entonces escuche y aprendan lo que la parábola del sembrador quiere decir. Las personas que oyen el mensaje del Reino, pero no la entienden, son como las semillas que fueron sembradas al borde del camino. El Maligno viene y quita lo que fue sembrado en su corazón. Las semillas que fueron sembradas donde había muchas piedras son las personas que oyen el mensaje y la aceptan pronto con alegría, pero duran poco porque no tienen raíz. Y, cuando a causa del mensaje llegan los sufrimientos y las persecuciones, pronto abandonan su fe. Otras personas son parecidas a las semillas que fueron sembradas en medio de las espinas. Ellas escuchan el mensaje, pero las preocupaciones de este mundo y la ilusión de las riquezas sofocan el mensaje, y esas personas no producen frutos. Y las semillas que fueron sembradas en tierra buena son aquellas personas que oyen, y entienden el mensaje, y producen una gran cosecha: unas, cien; otras, sesenta; y otras, treinta veces más de lo que fue sembrado.

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