Dios es nuestra protección y salvación. Ellos luchan contra ti, pero no te van a vencer, 1 de Agosto

Jeremías 15, 10, 16 – 21

Yo dije: ¡Cómo es dura mi vida! ¿Por qué mi madre me puso en el mundo? Tengo que discutir y pelear con toda la gente de esta tierra. No presté dinero, ni tomé prestado, y aun todos me maldice. Tú has hablado conmigo, y he mirado en cada palabra. Oh Jehová, Dios Todopoderoso, yo soy tuyo, y por eso tus palabras llenaron mi corazón de alegría y de felicidad. No he gastado mi tiempo riendo y gozando de la vida junto a otras personas. A causa del trabajo pesado que me diste, me quedé solo y muy indignado. ¿Por qué sigo sufriendo? ¿Por qué mis heridas duelen sin parar? ¿Por qué no se fueron? ¿No puedo confiar en ti? ¿Será como un arroyo que se seca en el verano? El Señor respondió: Si vuelves, lo recibiré de vuelta, y tú ser mi siervo de nuevo. Si usted dice cosas que se aprovechan y no palabras inútiles, usted será de nuevo mi profeta. El pueblo volverá a usted, pero usted no debe volver a ellos. Yo haré que seas para este pueblo como un fuerte muro de bronce. Ellos luchar contra ti, pero no te ganarán derrotarlo, porque yo estaré contigo para protegerlo y salvarlo. Yo lo libraré de las manos de los perversos y lo liberaré del poder de los violentos. Yo, el Señor, he hablado.

 

Salmos 58 o 59, 1 – 3, 9 – 10, 16 – 17

¡Oh Dios mío, líbrame de mis enemigos! Me protege de los que me atacan. Salva de los hombres malos; me libra de esos asesinos. ¡Oh Jehová Dios, mira! Ellos están esperando para matarme. Los hombres crueles están haciendo planes contra mí. Pero no es por ningún pecado o maldad que yo haya hecho, Oh Dios, yo confío en tu poder; tú eres mi fortaleza. Con su amor, mi Dios vendrá a mi encuentro; él hará que vea la derrota de mis enemigos. Pero yo cantaré sobre tu poder; de mañana alabaré muy alto tu amor, pues tú has sido una fortaleza para mí, un refugio en mis días de aflicción. ¡Te alabaré, oh Dios, mi defensor! Tú eres mi fortaleza, tú eres el Dios que me ama.

 

Mateo 13, 44 – 46

El Reino del Cielo es como un tesoro escondido en un campo, que cierto hombre encuentra y esconde de nuevo. Se queda tan feliz, que vende todo lo que tiene, y luego vuelve, y compra el campo. El Reino del Cielo es también como un comerciante que anda buscando perlas finas. Cuando encuentra una perla que es de gran valor, va, vende todo lo que tiene y compra la perla.

A nuestro Dios Todopoderoso al Vitorioso Señor Jesús y al maravilloso Espíritu Santo de Dios, sean dadas todo honor, gloria, y alabanzas, ayer, hoy, y para siempre. Amén, y gracias a Dios.

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