La Palabra de Dios Para Hoy, 5 de agosto, ¿Qué es lo que Dios quiere que la gente haga?

Éxodo 16, 2 – 4, 12 – 15.

Allí, en el desierto, todos ellos comenzaron a reclamar contra Moisés y Aarón, diciendo así: ¡Habría sido mejor que el SEÑOR nos hubiera matado en Egipto! Allí, nosotros podíamos al menos sentarnos y comer carne y otras comidas a voluntad. Usted nos ha traído a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.

El Señor Dios le dijo a Moisés: Ahora voy a hacer llover del cielo pan para ustedes. Y el pueblo deberá salir, y cada uno deberá juntar una porción que dé para un día. Así los pondré a prueba para saber si van a obedecer mis órdenes.

He escuchado las quejas de los israelitas. Dígales que esta tarde, antes de oscurecerse, ellos comer carne. Y mañana por la mañana comerán pan a voluntad. Allí sabrán que yo, el Señor, soy su Dios.

Por la tarde apareció una gran banda de codornices; eran tantas, que cubrieron el campamento. Y al día siguiente, por la mañana, había rocío alrededor de todo el campamento.

Cuando el rocío se secó, por encima de la arena del desierto quedó una cosa parecida a escamas, fina como la helada en el suelo.

Los israelitas vieron eso y no sabían lo que era. Entonces se preguntaron unos a otros: ¿Qué es eso? Moisés les dijo: Eso es el alimento que el Señor os está mandando a comer.

 

Salmos 77 o 78, 1 – 4, 23 – 25, 54.

¡Mi pueblo, escucha mi enseñanza y preste atención a lo que estoy diciendo! Porque hablaré con ustedes por medio de proverbios y explicaré los secretos del pasado.

Son cosas que oímos y aprendimos, cosas que nuestros antepasados ​​nos contaron. No las escondriremos de nuestros hijos, pero hablaremos a nuestros descendientes acerca del poder de Dios, el Señor, de sus hechos poderosos y de las cosas maravillosas que él hizo.

Dios dio orden al cielo allá arriba y mandó que sus puertas se abrían. Él dio al pueblo pan del cielo, haciendo que cayera el maná para que ellos comer, y así comieron el pan de los ángeles. Dios les dio comida con abundancia. Dios llevó a los israelitas a la tierra santa de él, a las montañas que él mismo conquistó.

 

Efesios 4, 17 – 24.

Por tanto, en el nombre del Señor digo e insisto en lo siguiente: no vivan más como los paganos, pues sus pensamientos no tienen valor, y su mente está en la oscuridad. Ellos no tienen parte en la vida que Dios da porque son completamente ignorantes y terco. Ellos perdieron toda la vergüenza y se entregaron totalmente a los vicios; no tienen ningún control y hacen todo tipo de cosas indecentes. Pero no fue esa la manera de vivir que ustedes aprendieron como seguidores de Cristo.

Ciertamente ustedes oyeron hablar de él y, como sus seguidores, aprendieron la verdad que está en Jesús. Por tanto, abandonen la vieja naturaleza de ustedes, que les hacía vivir una vida de pecados y que estaba siendo destruida por sus deseos engañosos.

Es necesario que el corazón y la mente de ustedes sean completamente renovados. Se miran con la nueva naturaleza, creada por Dios, que es parecida a su propia naturaleza y que se muestra en la vida verdadera, la cual es correcta y dedicada a él.

 

Juan 6, 24 – 35.

Cuando vieron que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a los barcos y salieron a Cafarnaum para buscarlo. La multitud encontró a Jesús en el lado oeste del lago, y le preguntaron: Maestro, ¿cuándo vino aquí? Jesús respondió:

Yo les aseguro que esto es verdad: ustedes me están buscando porque comieron los panes y se quedaron satisfechos y no porque entendieron mis milagros. No trabajen para conseguir la comida que se estropea, sino para obtener la comida que dura para la vida eterna.

El Hijo del Hombre dará esta comida a ustedes porque Dios, el Padre, ha demostrado que tiene autoridad. ¿Qué es lo que Dios quiere que la gente haga? Preguntaron. ¡Él quiere que ustedes crean en el que él envió! Respondió Jesús. Ellos dijeron: ¿Qué milagro va a hacer para ver y creer en el señor? ¿Qué puede hacer usted?

Nuestros antepasados ​​comieron el maná en el desierto, como dicen las Sagradas Escrituras: "Del cielo él dio pan para que ellos comer. "Jesús dijo: Yo les aseguro que esto es verdad: no fue Moisés quien les dio el pan del cielo, pues quien da el verdadero pan del cielo es mi Padre. Porque el pan que Dios da es el que desciende del cielo y da vida al mundo.

¡Queremos que usted nos dé siempre ese pan! Ellos lo pidieron. Jesús respondió: Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí nunca más tendrá hambre, y el que cree en mí, nunca tendrá sed.

A nuestro Dios Todopoderoso al Vitorioso Señor Jesús y al maravilloso Espíritu Santo de Dios, sean dadas todo honor, gloria, y alabanzas, ayer, hoy, y para siempre. Amén, y gracias a Dios.

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