Mensaje para quien está débil o débil, y sin fuerzas para luchar

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El día que nuestra oración no sale. Parece que el corazón está tomado por una debilidad física, mental y espiritual sin fin. Todo esto sucede porque ante las situaciones difíciles y los problemas de la vida, constantemente quedamos abatidos, tristes, desanimados y sin fuerzas para reaccionar.

La palabra de Dios para hoy viene para ayudarnos en ese sentido. Ella viene a mostrarnos que tenemos sí, muchos motivos para tener fe y creer en la presencia y el poder de nuestro gran Dios en nuestras vidas. Ella nos dice:

Por eso no tema, pues estoy contigo; no tenga miedo, pues soy su Dios. Yo lo fortaleceré y lo ayudaré; yo lo sostendré con mi mano derecha victoriosa. – Isaías 41:10

Este maravilloso texto bíblico nos revela cuánto nuestro amado Dios es fiel, y como Él está siempre a nuestro lado para ayudarnos, renovar nuestras fuerzas, y dar un nuevo soplo de vida para que podamos seguir siempre adelante en nuestra gran viaje de cada día.

Nuestro Señor Jesús nos enseñó que cuando necesitamos algo, tenemos que golpear y pedir. Y debemos pedir con insistencia si queremos de hecho, recibir algo del poder de lo alto.

Mi querida amiga, y mi querido amigo, vamos ahora a pedir esa ayuda? ¿Vamos ahora a pedir esa fuerza?

Mi Padre amado, en el nombre más que vencedor del Señor Jesús, hoy confieso al Señor mi Dios, que yo estoy sin fuerzas y muy abatida (o). Padre, no me gusta quedarme así. Pero desafortunadamente, así es como estoy.

¡Oh Dios mío, por más que no me guste, no estoy consiguiendo cambiar esa situación. Yo estoy sin fuerza incluso para orar. Por eso clamo al Señor mi Padre que, en el nombre glorioso de su Hijo querido, nuestro Señor Jesús, con toda humildad, te pido a mi Dios:

Viene sobre todas las áreas de mi vida, dosis redobladas de su maravilloso Espirito Santo, para que Él venga a dominar sobre toda mi vida y renovar poderosamente todo mi cuerpo, mi mente, mis pensamientos, mi salud, mi espíritu, mi espíritu, mi esperanza, confianza, coraje, motivación, fe y perseverancia.

Oh Padre mío amado, en el nombre glorioso del Señor Jesús, te pido a mi Dios, pon tu mano fuerte y fuerte sobre mi vida y restaura todo lo que está abatido, sacudido, débil y sin vida.

¡Quítate el Padre! Quita poderosamente todo lo que es negativo y malo. Todo lo que está actuando en mi vida como objetivo de ponerme abajo, dejarme enfermo, dejarme débil o débil en la fe, y apartarme de su presencia Señor.

Mi Padre Eterno, el Señor es todo lo que tengo. El Señor es mi roca, es mi fuerza. El Señor es mi alto refugio para todas las ocasiones. No tengo a nadie más a quien recurrir. Yo confío y dependo exclusivamente de ti, mi Señor.

Por eso Padre querido, en el nombre más que vencedor del Señor Jesús, te pido a mi Dios: ¡Socórrame! Ayúdame. Dame fuerzas mi Padre. Derrama sobre todas las áreas de mi vida, dosis redobladas de tu energía positiva, de tu fortaleza y de su poder poderoso.

¡Oh Padre mío amado! Yo sé que el Señor siempre está a mi lado y que el Señor oye mi oración. Por eso Padre querido, ten misericordia de mí y quédate siempre conmigo, porque si el Señor no está conmigo, nada haré, nada seré, y nada lograré hacer.

Es lo que te pido. Y desde ya te agradezco, por el Señor haber escuchado y haber atendido mi humilde oración. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén y gracias a Dios.

Un fuerte abrazo para ti, y quédate con Dios.

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