La Prosperidad es el don de Dios – Génesis 39: 2 a 5 

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La Prosperidad es sí es un don, un regalo de Dios

En el libro de Génesis 39: 2 a 5 encontramos el siguiente pasaje bíblico:

El Señor estaba con José, de modo que éste prosperó y pasó a vivir en la casa de su señor egipcio. Cuando éste percibió que el Señor estaba con él y que lo hacía prosperar en todo lo que realizaba, se agradó de José y lo hizo administrador de sus bienes.

Potifar dejó su cuidado a su casa y le confió todo lo que poseía. Desde que lo dejó cuidando de su casa y de todos sus bienes, el Señor bendijo la casa del egipcio a causa de José.

La bendición del Señor estaba sobre todo lo que Potifar poseía, tanto en casa como en el campo. – Génesis 39: 2-5

Es importante observar que José, siendo un esclavo, era un hombre bendecido y próspero. El don de la prosperidad de Dios ya estaba con él, incluso antes de convertirse en un esclavo o el gran gobernador de Egipto.

La palabra de Dios es muy clara. José era un hombre próspero porque Dios andaba con él. Y si Dios andaba con José, es porque José también andaba con el Altísimo.

El texto bíblico nos reveló que todo lo que José hacía era correcto. Sin embargo, toda esa cercanía de José con el Señor, no lo libró de los malos acontecimientos que habían ocurrido hasta llegar a él, ni de aquellos que siguieron después del pasaje bíblico que acabamos de leer.

Esto es una clara evidencia que, el caminar con Dios y en los caminos de Él, hace que las personas sean bendecidas, y que se queden más prósperas. Pero de ninguna manera todas estas bendiciones del Señor, no son la garantía de que alguien vaya a quedar libre de pasar por problemas o enfrentar situaciones difíciles.

Lo que tenemos que tener bien claro en nuestros corazones y mente es que nuestra fe y nuestra perseverancia sólo son probadas y aprobadas cuando pasamos y superamos con nuestra fe en la fuerza y ​​en el poder de Dios todos los vientos contrarios, los problemas y las más diversas situaciones negativas.

El estar pasando por problemas o situaciones difíciles no quiere decir que el Señor nos abandonó. No quiere decir que no somos personas bendecidas, prósperas o que el Señor no se agrada de nosotros.

Estar luchando y superando los más diversos problemas, significa que nuestro Amado Dios está trabajando en nosotros. Él se está lapidando. Él nos está haciendo crecer espiritualmente y moralmente para que nuestra fe, confianza y perseverancia, sean cada día más grandes, y mejores …

Todo esto tiene un fin. Todo ese proceso tiene como objetivo, fortalecernos para que podamos tratar con humildad, gratitud, y mucha sabiduría con los días alegres, y de mayor abundancia, que nuestro querido Dios ya ha preparado para todos aquellos que andan en sus caminos, que depositan en Él toda fe y la certeza más que absoluta de la victoria del Señor en sus vidas.

Un fuerte abrazo para ti, y quédate con Dios

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