¿Cómo vencer el desánimo? 5 Consejos para aplicar ahora

Todo el mundo un día ya se levantó de la cama, pensando a la hora de volver allí. Hay día que la gente se despierta con mucha pereza, con debilidad y completamente desanimada o desanimada.

La gente se levanta de la cama murmurando y lamentándose bastante por tener que enfrentar el tránsito pesado, la conducción, de tener que ir a la escuela, al trabajo oa cualquier otra actividad.

Y cuando pensamos que allá adelante vamos a tener que enfrentar el trabajo, el jefe exigente, la escuela, el profesor verdugo, los cobros, las metas, las tareas, actividades y problemas diversos, el desánimo en nosotros sólo hace aumentar.

En cierto modo, todo esto es muy normal. Todo el mundo ya tuvo uno o más días así. Sin embargo, no podemos permitir que ese tipo de sentimiento de debilidad y de desánimo sea parte de nuestra rutina diaria y domine completamente nuestra vida.

Una vez que usted siente que el desánimo o la debilidad están atacando y queriendo dominar su vida, no permita que eso suceda. Respire profundamente y con mucho coraje, reaccione. Hazlo todo para eliminar de tu existencia todos esos sentimientos negativos de postración, depresión y destrucción.

Normalmente, cuando estamos motivados ya enfrentamos dificultades diversas, imagina entonces salir de casa altamente desanimada o desanimada, y con dosis elevadas de debilidad y negatividad? ¿Será que vamos a plantar o cosechar cosas buenas estando de esa manera? ¡Claro que no!

¿Qué hacer frente a este tipo de situación? ¿Cómo vencer la debilidad y el desánimo? ¿Cómo adquirir motivación, fuerza y ​​entusiasmo para trabajar, para estudiar o para realizar cualquier otra actividad que tenemos que hacer diariamente?

1 – La primera cosa que debes hacer para vencer la debilidad y el desánimo es orar. Es eso mismo. Usted debe ponerse en la presencia del Señor Dios, y pedirle que Él, en el nombre del Señor Jesús, derrame abundantemente sobre su vida dosis redobladas de la tremenda fuerza y ​​del infinito poder de Él.

Haz una pequeña oración más o menos así:

Mi Padre amado, en el nombre poderoso del Señor Jesús, por favor, Dios mío, derrame poderosamente sobre todas las áreas de mi vida dosis redobladas de su grandiosa fuerza, y de su infinito poder. para que yo pueda, con su poderosa ayuda a mi Padre, tener más fe y perseverancia para, en el nombre del Señor Jesús, expulsar de mi vida todo y cualquier sentimiento de debilidad, de derrota, de fracaso, de incapacidad o de desánimo. Amén!

2 – La segunda cosa que usted debe hacer para vencer el desánimo y la debilidad es, usando siempre el nombre poderoso del Señor Jesús, usted debe reprender y expulsar de su vida todo tipo de desánimo o sentimiento de debilidad, de falta de fe, desmotivación o falta de perseverancia.

Haga más o menos así:

Todo sentimiento de debilidad, de derrota, de fracaso y de desánimo que está actuando ahora en cualquier área de mi vida, en el nombre más que poderoso del Señor Jesús, yo te reprendo ahora mal espíritu, yo te reprendo y doy orden para que usted tome todas sus obras y vaya ahora de todas las áreas de mi vida. Vaya ahora, y no vuelva nunca más. Amén y gracias a Dios.

3 – La tercera cosa que usted debe hacer para vencer el desánimo, es siempre orar y vigilar, para que en su vida, en su corazón, en su mente y en su espíritu sólo haya espacio para los pensamientos, emociones y sentimientos positivos.

4 – El cuarto paso que debes hacer para vencer el desánimo. Es vigilar siempre y, al menor signo de ataque, combatir y expulsar con mucho coraje, osadía y confianza, todo y cualquier pensamiento, emoción, sentimiento o actitud negativa.

5 – La quinta, y la más poderosa pista que quiero dejar para ti es lo siguiente: Tan pronto como te sientas que está con debilidad, con desánimo, con algún tipo de sentimiento de fracaso, de derrota, de incapacidad, de miedo, de miedo la falta de coraje, de auto piedad, de autodestrucción, de depresión, de falta de fe o de falta de perseverancia que usted aplique inmediatamente, todo aquello que acabo de hablar para usted.

Es eso. Me voy a quedar aquí.

Un fuerte abrazo para ti, y quédate con Dios.

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