La predicación persistente

Te mando delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos ya los muertos en su manifestación y en su reino;
2 Predica la palabra, insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina; pero, teniendo comezón de oír cosas buenas, amontonarán maestros conforme a sus propios deseos,
4 y se apartarán sus oídos de la verdad, pero se volverán a las fábulas.
5 Pero tú, sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. – 2 Timoteo 4

Hoy en día, muchos predicadores sólo se presta atención a la palabra que es agradable a los oídos de las personas o que la Palabra que va en contra de sus intereses personales y terminan dejando para un segundo o tercer plano, la Palabra que en realidad enseña a la gente a caminar en verdaderos caminos del Señor.
Querido! Si alguno de ustedes es un evangelista nunca se desalentó la misión valiosa que Dios les ha confiado, para ser sembradores de su Palabra. Firmes y constantes continuar. Continuar a sembrar la semilla buena y excelente del verdadero evangelio del Señor Jesucristo.
La gente le gusta oír fábulas, cuentos y cosas bonitas, pero los evangelistas del Señor Jesucristo debe proclamar la verdadera Palabra, la Palabra que transforma y restaura no sólo la vida financiera, emocional y físico, pero sobre todo, la Palabra que promueve la vida de los fieles una revolución legítima en la vida espiritual y en su relación con el Dios Todopoderoso.
Esta transformación será definitiva. La predicación del verdadero evangelio despertará en todos los corazones no sólo las gracias recibidas por los milagros y bendiciones, sino también la verdadera adoración del Señor de Señores, nuestro Dios amado, el Señor Jesucristo.

Amen y Gracias a Dios.

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