No hagas caso a la voz de tu corazón
Ti, y te enseñaré el camino en que debes andar; Yo de ti, y te aconsejo mis ojos. No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, su boca ha de ser cabestro y con freno; de otro modo no estarán sujetos. Los malos tienen muchos dolores, pero el que confía en el Señor, la misericordia lo rodea. […]
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