El perfume de Jesucristo

Y gracias a Dios, que nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y se manifiesta a través de nosotros en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque nosotros somos a Dios la fragancia de Cristo, en los que se salvan, y en los que se pierden. Para éstos ciertamente olor de muerte para muerte; pero para aquellos sabor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién es suficiente? Porque no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, antes de hablar de Cristo con sinceridad, como de Dios en la presencia de Dios. – 2 Corintios 2:14 a 17

Creo que todos tenemos un día dedicado por alguien usando un perfume delicioso. Tomamos nota de que el olor de la persona era tan bueno que incluso tuvimos que tomar una más profunda respiración para sentir mejor la fragancia suave y delisiosa que dejaba a la persona con un olor incrével.

El perfume que la Palabra está hablando es un perfume metafórico. Es una comparación encantador y poético. En realidad, el perfume es solamente un simbolismo que se refiere a la presencia del Espíritu Santo de Dios en nuestras vidas.

¿Quién no se acercó a una persona e inmediatamente se dio cuenta de algo diferente. Después de un rato junto a la persona que tenga en cuenta que ella pereció emana una vibración o muy buena sensación de paz, calma, tranquilidad, mansedumbre y muchas otras cualidades excelentes que no está en todas partes, y no de todo el pueblo que podemos encontrar .

Pues bien, esta agradable sensación es precisamente la maravillosa presencia del Espíritu Santo de Dios en la vida de uno. Esta presencia es la fragancia y el olor de nuestro Señor Jesucristo.

Por otra parte, hay otros que, cuando se nos acercan, nos hemos sentido ese horrible olor a colonia de buitre con el sudor de fútbol jogdor.

Y tienen aquellas personas que exudan enfrentar la presencia y el olor del mal. Cuando una persona se acerca a esta enseguida nos sentimos una extraña sensación de peso, al igual que las personas que viven en las veredas enemigos e ir a buscar a alguien involucrado.

En algunos casos, parecen exudar la fragancia de Dios, pero con el tiempo, pronto se dieron cuenta de que el olor agradable en realidad era una de esas colonias baratos y falsas que luego pierden el dulce aroma y terminan mostrando su auténtico olor. El olor dasagradável del mal y de la muerte.

Siempre debemos caminar en la presencia del Señor Jesucristo para que podamos cada día renueva en nosotros la dulce fragancia de nuestro Dios Amado y difundir entre los hombres el delicioso aroma del Señor.

Que en nosotros la fragancia verdadera y dulce de nuestro amor de Dios se renueva día a día tenemos que caminar por los callejones y jardines, donde nuestro Señor Jesucristo es. Con fe en Dios Padre y del Señor Jesucristo que proclamamos y difundir con todo el amor y el afecto de la fragancia con olor dulce del Espíritu Santo de Dios por medio de la Palabra vivificante de la vida que nuestro Dios de amor nos ha dejado.

Amen y Gracias a Dios.

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