Dios está cerca de todos los que piden su ayuda, 29 de julio

2 Reyes 4, 42 – 44

Una vez, un hombre llegó de Baal-Salisa, trayendo para Eliseo veinte panes hechos con la primera cebada que había sido cosechada en aquel año y también algunas espigas de cebada todavía verdes. Eliseo mandó que su empleado de aquella comida al grupo de profetas. Pero el empleado preguntó: ¿Usted cree que esto da para cien hombres? Eliseo respondió: Entregue a ellos, y ellos comerán, porque el Señor Dios dice que van a comer y aún va a quedar. Entonces el empleado les dio la comida, y como el SEÑOR había dicho, todos comieron, y aún quedaba.

 

Salmos 144 o 145, 10 – 11, 15 – 18.

Oh Dios, todas tus criaturas te alabarán, y te darán gracias a los que son fieles a ti. Todos hablarán de la gloria de tu Reino y contarán sobre tu poder, Todos los seres vivos le miran con esperanza, y él da alimento a todos en el tiempo oportuno. Cuando los alimenta, el Señor Dios es generoso; él satisface a todos los seres vivos. El Señor es justo en todos sus actos y fiel en todo lo que hace. Él está cerca de todos los que piden su ayuda, de los que piden con sinceridad.

 

Efesios 4, 1 – 6

Por eso yo, que estoy preso porque sirvo al Señor Jesucristo, les pido a ustedes que vivan de una manera que esté de acuerdo con lo que Dios quiso cuando lo llamó. Sean siempre humildes, bien educados y pacientes, apoyándose unos con otros con amor. Haced todo para conservar, por medio de la paz que une ustedes, la unión que el Espíritu da. Hay un solo cuerpo, y un solo Espíritu, y una sola esperanza, para la cual Dios los llamó. Hay un solo Señor, una sola fe y un solo bautismo. Y hay solamente un Dios y Padre de todos, que es el Señor de todos, que actúa por medio de todos y está en todos.

 

Juan 6, 1 – 15

Después de eso, Jesús atravesó el lago de Galilea, que también se llama Tiberíades. Una gran multitud lo seguía porque ellos habían visto los milagros que Jesús había hecho, curando a los enfermos. Él subió un monte y se sentó allí con sus discípulos. La Pascua, la fiesta principal de los judíos, estaba cerca. Jesús miró alrededor de sí y vio que una gran multitud estaba llegando cerca de él. Entonces dijo a Felipe: ¿Dónde vamos a comprar comida para toda esta gente? Él sabía muy bien lo que iba a hacer, pero dijo eso para ver cuál sería la respuesta de Felipe. Felipe respondió así: Para que cada persona pueda recibir un poco de pan, necesitaríamos gastar más de doscientas monedas de plata. Entonces uno de los discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo: Aquí está un niño que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Pero, ¿qué es eso para tanta gente? Jesús dijo: Dígales a todos los que se sienten en el suelo. Entonces todos se sentaron. Había mucha hierba en aquel lugar. Estaban allí casi cinco mil hombres. En seguida Jesús tomó los panes, dio gracias a Dios y los repartió con todos; e hizo lo mismo con los peces. Y todos comieron a voluntad. Cuando ya estaban satisfechos, él dijo a sus discípulos: Recoger los pedazos que sobraron para que no se pierda nada. Ellos juntaron los pedazos y llenaron doce cestos con lo que quedaba de los cinco panes. Los que vieron este milagro de Jesús dijeron: De hecho, éste es el Profeta que debía venir al mundo. Jesús se enteró que querían llevarlo a la fuerza para hacerle rey; entonces regresó solo al monte.

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