Dios no escucha mi oración II

Dios no escucha mi oración II

Yo quería un trabajo mejor, quería ganar más, quería curarse, quería que el hombre, esa mujer, yo quería ser una madre, que quería comprar la casa, el coche, abrir mi propio negocio, yo soy mi propio jefe o empleador, independencia financiera, querido casarse, poner a mis hijos en esa escuela, hacen que la universidad, viajar, ese intercambio, gano, quiero que … yo quería y etc.

Le pedimos a Dios lo que necesitamos es algo muy normal. Nuestro Dios siempre quiere nuestra felicidad. Sin embargo, muchas personas quieren algo sólo para mostrar que son de gran alcance, más educada, más éxito. Quieren hacer las cosas de mal uso. Quieren hacer las cosas para estar orgullosos, para humillar y desairar otros. Las cosas no quieren ayudar a los demás y hacer un mundo mejor. Quieren que las cosas sólo para satisfacer su hambre de los bienes materiales y se alimentan de su egoísmo y vanidad.

Muchas veces una persona quiere algo, ella reza, pide, llorando, esperando en Dios y no pasa nada. Entonces la persona está triste, llora, y algunos incluso se deprimen porque no pueden lo que desea el corazón.

Entonces uno piensa: Soy un miserable y desnuda pobres. Dios me ha olvidado.

Todo tiene un propósito en nuestras vidas. Nuestro Dios es siempre lo mejor para nosotros. Él es el Señor. Él es el único que lo sabe todo y de todos.

– ¿Qué es lo mejor? Lo mejor para mí es tener mis sueños y deseos se dio cuenta fácilmente.

Ni siempre. La palabra de Dios nos guía:

¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? Ven que no, por lo tanto, es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Covet y no tienes nada; entonces matan. Covet y no podéis alcanzar; ye luchar y la guerra. No tengo nada, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para que usted pueda gastar en vuestros deleites. – Santiago 4: 1-3

La Palabra de Dios podemos ver que Ana pasó por algo muy similar a lo que acabamos de comentar. No sabemos qué tipo de emoción o sentimiento Ana llevaba en su corazón. Sólo sabemos que ella sufrió mucho y fue muy humillado por tanto una gracia y que la gracia de Dios no le permitiría recibir.

Ana quería ser madre, pero el Señor no permitió que ella sea madre. Porque Dios no estaba permitiendo que Ana era la madre? Ana era una mujer adecuada y devota. Ana era amada por su marido. Este era un asunto entre Hannah y Dios, como Elcana, el marido de Ana, era un hombre fértil. Elcana ya había dado dos hijos a Penina, la otra esposa.

Ana quería llegar, pero el Señor no permitió que ella recibiera. Un día que cambió. Ana le preguntó por el don de ser madre de nuevo, y el Señor de inmediato le permitió ser madre. Me pregunto lo que sucedió en el intervalo entre estas dos etapas tan diferentes? La única cosa que podemos observar es que había una oración. ¡Eso mismo! Una oración. En medio de tanto sufrimiento, la humillación y de mucho dolor, Ana oró a Dios y ella consiguió el don de la maternidad.

Es la oración de Ana tenía algo especial? ¿Vamos a ver?

– Oh Señor todopoderoso, mira a mí, tu siervo! Ver mi angustia y me recuerda! No te olvides de tu siervo! Si me das un hijo, te prometo que voy a dedicar a usted para la vida. 1 Samuel 01:11

Ese día Ana hizo una oración pequeña y sincero con algo más: una promesa. Hacer una promesa a Dios delante de él es asumir el compromiso de una oferta a cambio de una gracia recibida.

El hecho es que Ana acaba de recibir el don de la maternidad cuando ella le pidió a Dios para realizar su sueño, por la promesa de que ella, Ana, entregaría a su hijo a hacer la obra de Dios.

Pedí este niño a Dios, el Señor, y él me dio lo que le pedí. – 1 Samuel 1: 27

Ana era la madre. Y sueño fruto de Ana era el profeta Samuel bendita que después de un tiempo se entregó en el templo para llevar una vida consagrada al servicio de Dios.

– Pero si Hannah tenía un hijo y ella dejó al niño en el templo que la gracia era esa historia? Ella perdió a su hijo de la misma manera. ¿De qué sirve tanto dolor y sufrimiento? Pero no fue como terminó esa historia:

El Señor bendijo a Ana, y ella tuvo otros tres hijos y dos hijas. – 1 Samuel 02:21

Un gran abrazo y estar con Dios

Edilson Rodrigues Silva

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