Palabra de Dios Para Hoy, día 4 de agosto, Señor Dios, líbrame de mis enemigos

Jeremías 26, 11 – 16, 24.

Entonces los sacerdotes y los profetas dijeron a las autoridades y al pueblo: Este hombre merece ser condenado a muerte, pues habló contra nuestra ciudad. Ustedes lo oyeron. Ahí dije: "Jehová Dios me ha mandado hablar todo lo que ustedes me oyeron decir contra este Templo y contra esta ciudad. Ustedes necesitan cambiar su manera de vivir y de actuar y deben obedecer las palabras de Jehová. Si ustedes lo hacen, entonces él cambiará de idea y no mandará la desgracia que prometió mandar. En cuanto a mí, estoy en manos de ustedes. Haced conmigo lo que creen derecho y justo. Pero si me matan, ustedes y el pueblo de esta ciudad serán culpables de la muerte de un hombre inocente, pues fue Dios quien me mandó decir todas estas cosas a ustedes. Entonces las autoridades y el pueblo dijeron a los sacerdotes ya los profetas: Este hombre no debe ser condenado a muerte, pues nos habló en el nombre de Jehová nuestro Dios. Yo sólo no fui entregado al pueblo para ser asesinado porque Safán, hijo de Aicã, me protegió.

 

Salmos 68 o 69, 14 – 15, 29 – 30, 32 – 33.

No me dejes hundir en el fango. Libérame de mis enemigos y de las aguas profundas de la muerte. No dejes que las olas me cubran. No permitas que me ahogue en aguas profundas, ni que sea tragado por la sepultura. Yo estoy sufriendo, desesperado; ¡Oh Dios, levántate y sálvame! Alabar a Dios con una canción; anunciar con gratitud su grandeza. Cuando los que son perseguidos lo ve, estarán contentos, y los que adoran a Dios estarán animados. Porque el Señor oye a los necesitados y no desprecia a su pueblo que está en la cárcel.

 

Mateo 14, 1 – 14.

En aquel tiempo Herodes, el gobernador de Galilea, oyó hablar acerca de Jesús. Entonces él dijo a sus funcionarios: Ese hombre es Juan el Bautista, que fue resucitado. Por eso ese hombre tiene poder para hacer milagros. Porque Herodes había mandado arrestar a Juan, atar sus manos y tirarlo en la cárcel. Él lo había hecho a causa de Herodías, esposa de su hermano Felipe. Pues Juan Bautista había dicho muchas veces a Herodes: "¡Por nuestra Ley te prohíben casar con Herodías! "Herodes quería matarlo, pero tenía miedo de la gente, pues ellos creían que Juan era profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos, y le gustó tanto, que prometió a la muchacha: ¡Juro que daré todo lo que me pidas! Siguiendo el consejo de su madre, ella pidió: Quiero la cabeza de Juan el Bautista en un plato, ahora mismo! El rey Herodes se quedó triste, pero, a causa del juramento que había hecho delante de los invitados, ordenó que el pedido de la muchacha era atendido. Y mandó que cortar la cabeza de Juan el Bautista en la cárcel. Entonces trajeron la cabeza en un plato, se entregaron a la muchacha, y ella la llevó a su madre. Entonces los discípulos de Juan vinieron, llevaron su cuerpo y lo sepultaron. Después se lo contaron a Jesús.

A nuestro Dios Todopoderoso al Vitorioso Señor Jesús y al maravilloso Espíritu Santo de Dios, sean dadas todo honor, gloria, y alabanzas, ayer, hoy, y para siempre. Amén, y gracias a Dios.

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